Madrid independiente y libérrima
Madrileño es quien se pasea por Madrid, identidad nuestra que nos sobrepasa cuando nos dejamos llevar, como imanes mágicos, por la alegría de su espontaneidad. Ya seas el puto amo de tu barrio, colega, o la dandi de sus garitos, lo realmente importante es sentir la ciudad entera, medirte en ella, boca a boca, contemplando la fusión constante de esta señora desprendida que acepta lo que le propongas, tú dime y yo te doy, me da igual tu bandera, tu cueva, solo me interesa que te deslumbres y me inventes, así que piérdete, sal de tus tres calles. Madrid se abre de piernas y deja que se lo hagan con amor, está cansada de hacer patria, ya está bien, ahora toca pensar en una misma, ser independientes. Vengan a la Villa abiertos de mente, somos chulos con encanto. Vivan aquí y alteren las circunstancias. Nos estamos despeinando con estilo, despertando, reconociendo. Algo formidable se está tramando, avanza y está a punto de traspasar todas las ventanas. Hay más ganas que nunca y lirismo no nos falta. Hoy las miradas son cómplices. En cualquier encuentro, parque, fiesta popular o concierto, te das cuenta de que a pesar de ser más de tres millones de habitantes, cada cual con su biografía imborrable, existe una familiaridad que supera diferencias y disfruta de ellas, despojándonos de las tribus urbanas cerradas. Aunque toda implicación es poca para seguir progresando y ser una ciudadanía de vanguardia que no adule a nadie y se seduzca a sí misma. Combativo y disconforme, el ciudadano es eterna disputa y ahora toda la presión la tiene que sufrir nuestra alcaldesa Manuela Carmena. Jorge Bustos, en una de sus últimas columnas, nos recuerda que una sociedad funciona éticamente cuando damos voz al político y al filósofo que todos guardamos dentro. Si la vigilancia y la reflexión, se cambia por la idea de que como gobiernan los nuestros ya no existe la protesta, no hemos entendido nada.