Costumbrismo marino
Caminan decenas de octogenarios por el paseo marítimo con la boca abierta y la radio puesta, tratando de posponer el descenso del gran anzuelo. Estoy esperando a un amigo patrón de pesca en la terraza Peña Grande para ir por el puerto y platicar un rato. La pasada vez me sorprendió cuando me dijo que no veía nada poético en las gaviotas: son las primeras que te comen los ojos si te ven desfallecer en un naufragio. Saben cuándo atacar. Eso es todo. No te fíes nunca de una gaviota. Salvo las del PP, claro. Esas te salvan de la crisis. Después de reírnos un poco, le pregunté por los gatos y tampoco le gustan: son unos convenidos, solo se acercan cuando tienen hambre o quieren algo. Los perros sí le gustan por lo que ya sabemos: son fieles hasta la muerte, son mejores que muchos perros humanos.
El patrón es muy de derechas y me da mucho juego, libertad a la hora de preguntar cuando me creo Raúl del Pozo. Él hubiera votado a VOX, pero prefirió la utilidad del PP. Piensa que Rajoy fue muy astuto a dejar pasar primero a Pedro Sánchez para que pactara con Ciudadanos. Sabía que Pablo Iglesias no se abstendría, pues no podría soportar un Gobierno reformista con Podemos como actor secundario. Ahora, con el socialismo partido en dos, la jugada maestra hubiera sido provocar unas terceras elecciones, aunque no conviene un PSOE tan destruido, ni que los podemitas sean el principal partido de la oposición.
Mientras espero en esta terraza en la que se está de muerte y leo los periódicos locales, pienso en la España de esta parte, en el vientre de una bahía en la que el Mare Nostrum es más familiar que nunca. El país también se construye lejos de los círculos del poder mediático de Madrid, Barcelona y Sevilla. Aquí, en Santa Pola, saben que hasta que las aguas no se enfríen no habrá Gobierno. Ya queda poco. Las lluvias tardaron más de la cuenta. Puede estar cayendo en el interior y no enterarnos en la costa. Es lo de siempre. Mejor. Aunque ha sido todo un símbolo el agua, la vida, en este 12 de octubre en la capital.
Se besan los enamorados entre las palmeras. Cruzan chavales preparándose para las extraescolares náuticas. La espuma tirita en las hojas de Posidonia. Es otro ritmo distinto. Marea del silencio escribió Celaya. Hay más vida. Voto por la España de múltiples voces. Descentralicemos en un sentido metafísico, para ser mejores. Aquí hay excelentes empresarios vascos, madrileños, castellanos de las dos Castillas.... En un par de días parto. Marcho. Salgo. Vuelta en tren a la estación de Sants. Me siento en casa. Dice el patrón que mientras haya vivo un extremeño España no se rompe. Hasta que no quiera algún navegante, no descubriremos ningún planeta habitable.